Hoy mientras hacia mí que hacer (si porque esta princesa tiene que hacer) me encontré un libro viejísimo de poesía que mi papá me compro de medio uso porque en la vocacional me pidieron aprenderme un poema, así que mi apá corrió la tianguis más cercano y compro un libro pequeño de pastas rojas con lomo blanco ,el cual era muy viejo por la apariencia de sus hojas( amarillentas) y el olor peculiar que suelen tener estos libros , en ese momento solo lo vi como cualquier libro viejo me limite a escoger un poema, uno no muy largo pero tampoco muy corto, y como vi que se estaba deshaciendo pues nada mas le saque copias y me aprendí el dichoso poema y deje el libro en el olvido, ahora que lo encontré pues me la pase leyendo un poco sus poemas no está del todo mal y me he decidió que cada viernes pondré un poema de este libro, todavía no encuentro el poema que me aprendí aquella vez pero es porque ahora si empecé a leer este libro desde el principio como se debe de ser cuando lo encuentre lo mencionare, mientras pongo este poema que del los que he leído fue el que más me gusto, y esto estaré haciendo cada viernes hasta que termine el libro.
LA VISITA
Ha de venir. Vendrá
¿Cuándo? ….. No lo sé. Muy pronto.
Escucho ya su voz remota
y sus pisadas oigo.
Abre la puerta, alma; que no tenga
que llamar. Y que esté dispuesto todo:
apagado el fogón, limpia la casa,
y el blanco cirio de la fe, en el fondo.
Ha de venir. Vendrá. Calladamente
me tomará en sus brazos. Así como
la madre al niño que volvió cansado
de correr bosques y saltar arroyos.
Yo le diré en voz baja: - Bienvenida –
y sin miedo, ni asombro,
me estregaré al Misterio,
pensaré en dios y cerraré los ojos.
Ha de venir. Vendrá
¿Cuándo? ….. No lo sé. Muy pronto.
Escucho ya su voz remota
y sus pisadas oigo.
Abre la puerta, alma; que no tenga
que llamar. Y que esté dispuesto todo:
apagado el fogón, limpia la casa,
y el blanco cirio de la fe, en el fondo.
Ha de venir. Vendrá. Calladamente
me tomará en sus brazos. Así como
la madre al niño que volvió cansado
de correr bosques y saltar arroyos.
Yo le diré en voz baja: - Bienvenida –
y sin miedo, ni asombro,
me estregaré al Misterio,
pensaré en dios y cerraré los ojos.
De: Luis G. Urbina
See you later
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